La tristeza no siempre es evidente
La frustración, el disgusto y el enfado o pretender ser feliz cuando no estamos menudo puede ser triste, potencialmente, subyace a las emociones negativas de la vida. Estos son momentos en los que no podemos controlar la vida, y, más allá de la mente lógica que sabe que el control no es el punto, todavía queremos controlarlo.
Estos momentos en los que estamos desprovistos de protección para negar son; cuando estamos al desnudo; cuando tomamos las cosas con honestidad, pero dolorosamente y cuando tomamos la pretensión de distancia, el alma sin adornos, hay tristeza. Y podemos crecer para acogerlo.
Tocar esto es parte de nuestra sanación, un proceso continuo sin destino final de este lado de la eternidad. Sólo podemos esperar que sigamos siendo lo suficientemente abiertos como cuando ocurre la negatividad, porque la tristeza a menudo será la base de la misma.
La tristeza busca consuelo. Podemos consolarnos y buscar el consuelo de los demás.
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En lo profundo de nuestro inconsciente, no importa cómo eran nuestras crianzas, reside una tristeza significativa que nos invita a tocarlo. Hacer tal cosa, sin embargo, requiere una especie rudimentaria, tenaz de coraje.
Cosas tan profundamente enterradas fueron puestas allí por el dolor implicado. Sin embargo, tener el valor de ir allí abajo, es algo que todos nosotros somos capaces de ser recompensados ricamente.